llorar

hola a todos quiero desahogarme porque hace un año mis padres se divorciaron yo vivo con mi papa y mis hermanos con mi mama ultimamente me siento muy mal porque los extraño mucho y me pongo a llorar en las noches o algunas veces en la mañana tambien me pongo a llorar cuando mi mama me llama y extraño su voz me pueden decir si eso es normal o si hay alguien con el mismo caso porfa me serviria de ayuda gracias...............

5 comentarios

  • aurelio
    22-04-2013 a las 01:54

    Hablame por correo y te podre dar algun consejo para poder ayudarte

  • aurelio
    22-04-2013 a las 01:55

    Aureliodance21@gmail.com es es mi correo

  • Alejandra
    22-04-2013 a las 19:37

    claro, es tu madre y la quieres mucho, es difícil para ti, acostumbrarte a dias sin ver a tu mama, pero ¿sabes? ella no ha muerto, hay muchas veces en que podrás verla, en que podrás compartir muchos más momentos con ella, el llorar no hará que las cosas vuelvan a hacer como antes, por el contrario te haras daño a ti misma anemicamente, eso le dolería mucho a tu madre, aveces este tipo de cosas pasan para demostrar cuanto son las personas de importante para nosotros, asi que cuando te veas con tu madre, aprecia cada minuto con ella y sé feliz, que seguramente eso la hara aún más feliz, porque te ama y al igual que tu te extraña.

  • rainbowdash
    28-04-2013 a las 06:34

    que llores por eso es totalmente normal,es horrible ver a tus padres separados y tener que estar con uno y extrañar a otro a la vez,pero que estén separados es lo mejor(supongo que ya te lo habrán dicho)por que no tenes que verlos discutir todo el tiempo y te lo puedo asegurar,mis papas no están separados,por eso tengo que aguantar sus discusiones,eso me pone muy mal,no sabes como deseo que todo esto termine.bueno,no se que mas decirte aparte de eso,puede ser que las cosas no estén bien en este momento,pero en algún momento vas a dejar de llorar y vas a estar bien,bueno no tengo mas nada para decir.

  • Laura
    22-07-2013 a las 15:02

    Hola. Soy Laura. Te voy a pasar 2 artículos de un libro para los jóvenes que te van a ayudar mucho. Po favor leelo y después dame tu opinión al siguiente mail:respuestaspracticas@hotmail.com Saludos ¿Por qué se separaron mis padres? “Estaba en casa el día que mi padre se marchó. Tenía seis años y no entendía lo que pasaba. Recuerdo que estaba sentada en el suelo viendo televisión y oí a mi madre llorar y suplicarle a mi padre que se quedara. Él bajó las escaleras con una maleta, se agachó, me dio un beso y me dijo: ‘Papá siempre te querrá’. Luego salió por la puerta. No volví a verlo en mucho tiempo. Desde entonces tengo miedo de que mi madre también me abandone.” (Elaine, de 19 años) ¿SE HAN divorciado tus padres? Muchos jóvenes en tu situación sienten que su mundo se viene abajo y creen que nunca podrán recuperarse. Por lo general, un golpe así va seguido de sentimientos de culpa y de profunda pérdida, de vergüenza, de ira, de ansiedad, de miedo al abandono, de depresión... ¡hasta de ganas de vengarse! Si hace poco que tus padres se separaron, quizás tú sientas algo parecido. Y es comprensible, pues nuestro Creador quería que ambos padres criaran juntos a sus hijos (Efesios 6:1-3). Pero a partir de ahora ya no vas a ver a diario a una de las personas que más quieres. Daniel tenía siete años cuando sus padres se separaron. “Admiraba mucho a mi padre y quería estar con él; pero mi madre obtuvo nuestra custodia”, cuenta. Posibles causas de la separación Muchos padres ocultan tan bien sus conflictos que la separación toma por sorpresa a los hijos. Los padres de Raquel se divorciaron cuando ella tenía 15 años. “No lo podía creer —recuerda—. Siempre pensé que se amaban.” Algunos hijos se sorprenden aun cuando están acostumbrados a verlos discutir. En muchas ocasiones, el matrimonio se rompe porque uno de los dos le es infiel al otro. Cuando esto ocurre, Dios permite que el cónyuge inocente se divorcie y así quede libre para volver a casarse (Mateo 19:9). También hay personas que optan por separarse porque la “ira y gritería y habla injuriosa” aumenta hasta convertirse en maltrato y temen por su bienestar físico o el de sus hijos (Efesios 4:31). Claro, algunos matrimonios se divorcian por causas menos válidas. Hay parejas que no quieren molestarse en resolver sus problemas y justifican su separación diciendo que no son felices o que ya no están enamorados. Pero la Biblia dice que Dios odia este tipo de divorcios (Malaquías 2:16). Jesús también dio a entender que podría haber problemas en las familias donde solo uno de los cónyuges es cristiano (Mateo 10:34-36). En cualquier caso, el hecho de que tus padres no hablen contigo de su divorcio o no te den muchas explicaciones cuando les preguntas no significa que no te quieran. Quizás ellos mismos estén tan dolidos que prefieran evitar el tema (Proverbios 24:10). También es posible que les dé vergüenza admitir que ambos tuvieron cierto grado de culpa. Qué puedes hacer tú Identifica tus miedos. Tu vida cambia tanto tras el divorcio de tus padres, que es natural que empieces a preocuparte por cosas que antes dabas por sentadas. Sin embargo, te resultará más fácil enfrentarte a esos temores si antes identificas cuáles son. En la siguiente lista marca (?) las cuestiones que más te preocupan. ? Que te quedes sin ambos padres porque el otro también te abandone. ? Que tu familia no pueda mantenerse económicamente. ? Que el divorcio de tus padres sea culpa tuya. ? Que si algún día te casas, te pase lo mismo. ? Otra preocupación ····· Habla con alguien. Como dijo el rey Salomón, hay un “tiempo de hablar” (Eclesiastés 3:7). Así pues, trata de encontrar el mejor momento para contarles a tus padres estas cosas que te preocupan. Diles lo triste y confundido que te sientes. Tal vez te expliquen lo que pasa, y tu ansiedad disminuya. Y en el caso de que ellos no quieran o no puedan ayudarte en ese momento, busca a alguien maduro con quien te sientas cómodo y cuéntale lo que te está pasando. A veces, lo único que necesitarás para sentirte un poco más tranquilo es un amigo que te escuche con interés (Proverbios 17:17). No olvides que también cuentas con el oído amigo de tu Padre celestial, el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). A él le importas mucho, así que no temas abrirle tu corazón (1 Pedro 5:7). Qué no debes hacer No te quedes resentido. “Mis padres fueron muy egoístas —afirma Daniel, citado antes—. No pensaron en ningún momento en nosotros ni en cómo nos afectaría su separación.” Es normal que Daniel se sienta así, y es posible que tenga cierto grado de razón. Pero ¿le conviene mantener esa actitud? Piensa las respuestas a las siguientes preguntas y escríbelas. ¿Qué consecuencias puede tener para Daniel enojarse y quedarse resentido? (Lee Proverbios 29:22.) ····· Aunque le resulte difícil y esté muy dolido, ¿por qué le conviene perdonar a sus padres? (Lee Efesios 4:31, 32.) ····· ¿Cómo pueden ayudar a Daniel las palabras de Romanos 3:23 a ser más comprensivo? ····· No te portes mal para castigar a tus padres. “Estaba triste y deprimido tras el divorcio de mis padres —cuenta Denny—. Comencé a tener problemas en la escuela y perdí un año. Me convertí en el gracioso de la clase. Además, me peleaba con todo el mundo.” ¿Qué crees que intentaba lograr Denny haciéndose el gracioso en clase? ····· ¿Por qué piensas que empezó a pelearse con los demás? ····· Si alguna vez has sentido ganas de portarte mal para castigar a tus padres, ¿cómo crees que podría ayudarte el principio de Gálatas 6:7? ····· Las consecuencias Lo cierto es que no podrás evitar que el divorcio de tus padres te cause dolor. Pero tal como un brazo roto puede tardar semanas o incluso meses en curar, las heridas emocionales también requieren tiempo. Algunos expertos creen que toma unos tres años superar lo peor del divorcio. Quizás ahora te parezca demasiado tiempo, pero recuerda que aún quedan muchas cosas por resolver en tu vida. Para empezar, hay que establecer una nueva rutina en casa, pues la anterior ya no sirve. Además, tus padres necesitan tiempo para recuperarse emocionalmente y poder consolarte. Por eso, no te desesperes. Ya verás que, poco a poco, irás sintiéndote mejor. ¿Puedo ser feliz viviendo con solo uno de mis padres? “Cuando vives con tu padre y tu madre, puedes tener tu propio cuarto y estrenar ropa más a menudo. Pero yo, que vivo únicamente con mi madre, debo compartir la habitación y casi nunca tengo la ropa que me gusta. Ella dice que el dinero no le alcanza. Tengo tanto que hacer en casa mientras ella está en el trabajo, que me siento como una criada, y no como una niña normal.” (Shalonda, de 13 años) SIN duda, lo ideal es vivir con un padre y una madre que te quieran. Por lo general, juntos se les hace más fácil educar, cuidar y apoyar a sus hijos. “Más valen dos que uno —dice la Biblia—, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.” (Eclesiastés 4:9, Nueva Versión Internacional.) Lo triste es que esta clase de familias están en peligro de extinción. Por ejemplo, un estudio realizado en Estados Unidos reveló que antes de cumplir los 18 años, más de la mitad de los niños habrán vivido algún tiempo sin uno de sus padres. Por común que sea esta situación, algunos adolescentes todavía se avergüenzan de crecer en un hogar monoparental (familia que solo cuenta con uno de los padres). Otros se sienten abrumados por las presiones y los problemas. Si vives con solo uno de tus padres, ¿a qué presiones te enfrentas? Escribe en la siguiente línea el problema que te parezca más difícil de afrontar. ····· Con todo, no pienses que vas a terminar siendo un amargado porque te falte el cariño y la protección de uno de tus padres. En realidad, mucho dependerá de cómo veas las cosas. Proverbios 15:15 dice que “todos los días del afligido son malos; pero el que es bueno [o alegre] de corazón tiene un banquete constantemente”. Esto nos enseña que la actitud influye mucho más en el estado de ánimo de uno que las circunstancias. Veamos qué puedes hacer para no perder la alegría. Combate los sentimientos negativos Para empezar, no te dejes hundir por los comentarios negativos de algunas personas. Por poner un caso, hay profesores que dicen cosas crueles a los alumnos que viven sin uno de sus padres. Llegan a afirmar que algunos de estos jóvenes presentan problemas de conducta porque no tienen una familia “normal”. Pero piensa: ¿de veras te conocen a ti o a tu familia, o solo repiten lo que han oído sobre los hogares monoparentales? Llama la atención que en muchos pasajes bíblicos aparezca la expresión “huérfano de padre” y que nunca se utilice de forma despectiva. Al contrario, en casi todos estos casos, Jehová demuestra un interés especial por los jóvenes a quienes les falta uno de sus padres. Por otro lado, también puede haber personas bienintencionadas que tengan mucho cuidado con lo que te dicen por miedo a ofenderte o incomodarte. Quizá ni siquiera se atrevan a pronunciar las palabras padre, matrimonio, divorcio o muerte para que no te sientas mal. Si te molesta que se porten así contigo, dales a entender con discreción que no tienen por qué preocuparse. Tony, un chico de 14 años que nunca conoció a su verdadero padre, dice que algunos se muerden la lengua cuando están a punto de usar ciertas palabras. ¿Qué hace él? Sigue conversando con ellos utilizando a propósito esas mismas palabras. “Quiero que sepan que no me da vergüenza mi situación”, explica. Olvídate de lo que pudo haber sido Desde luego, si tus padres se han divorciado o uno de ellos ha fallecido, es normal que sientas tristeza y un gran vacío. No obstante, con el tiempo tendrás que aceptar que las cosas han cambiado. La Biblia aconseja: “No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que estos?’” (Eclesiastés 7:10). Pongamos por caso a Sara. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 10 años. Ahora que tiene 13, recomienda: “No te tortures pensando en lo que pudiste haber tenido. Tampoco creas que tienes problemas solo porque uno de tus padres no está contigo. Ni supongas que los hijos que sí viven con los dos lo tienen todo”. ¡Qué consejo tan bueno! A fin de cuentas, hasta las familias “ideales” tienen sus momentos malos. Para comprender mejor cómo funciona una familia, la podríamos comparar a un bote de remos. Lo mejor sería contar con un equipo completo de remeros. Pues bien, cuando falta uno de los padres, es como si faltara uno de los remeros, así que el resto del equipo tiene que esforzarse más. ¿Significa esto que la familia va a fracasar? Claro que no. Si todos hacen su parte y cooperan, lograrán seguir adelante y llegar a su destino. ¿Estás poniendo de tu parte? A continuación te ofrecemos tres sugerencias prácticas para que cooperes con tu familia. Aprende a economizar. El dinero es una gran preocupación en casi todas las familias monoparentales. ¿Cómo puedes colaborar? Tony, citado antes, comenta: “Los muchachos de mi escuela exigen a sus padres ropa y calzado deportivo de marca, y no quieren ir a clase si no les dan lo que piden. Aunque yo no tengo lo más caro, siempre llevo la ropa limpia y cuido lo que tengo. Mi madre hace todo lo que puede, y no quiero complicarle más la vida”. Poniendo un poco de tu parte, podrás imitar al apóstol Pablo, que dijo: “He aprendido a adaptarme a cualquier situación. [...] Conozco el secreto de estar feliz en todos los momentos y circunstancias” (Filipenses 4:11, 12, La Palabra de Dios para Todos). También puedes economizar al no desperdiciar lo que tienes (Juan 6:12). Un joven llamado Rodney explica: “Trato de tener cuidado en casa para no romper ni perder las cosas, y es que cuesta dinero arreglarlas o reemplazarlas. Apago las luces y los aparatos eléctricos que no se estén utilizando. Así ayudo a gastar menos electricidad”. Ofrece tu ayuda. Muchos padres que crían solos a sus hijos no son muy estrictos con ellos ni les piden que hagan tareas domésticas. Creen que haciéndoles la vida más fácil compensarán la ausencia de su cónyuge. Tal vez piensen así: “No quiero exigirles más, después de todo lo que han pasado...”. Si eso es lo que ocurre en tu casa, quizá te veas tentado a aprovecharte de los sentimientos de culpa de tu padre o tu madre. Pero así solo conseguirás hacer más pesadas sus cargas. ¿Por qué mejor no te ofreces a ayudarle? Fíjate en lo que hace Tony. “Mi madre trabaja en un hospital y debe usar uniforme —explica—, así que yo se lo plancho.” ¿Y ese no es trabajo de mujeres? Tony responde: “Algunos dicen eso, pero yo lo hago para ayudarla”. Demuestra que estás agradecido. Además de darle tu ayuda, puedes animar mucho a tu padre o a tu madre siendo agradecido. Una mujer escribió: “Hay noches que llego a casa deprimida o de mal humor, después de un día difícil de trabajo. Es justo entonces cuando encuentro la mesa lista y a mi hija cocinando”. Y agregó: “Luego viene mi hijo y me da un fuerte abrazo”. ¿Cómo se siente después de eso? “Mi estado de ánimo cambia por completo.” De los tres puntos anteriores, ¿en cuál crees que debes esforzarte más? ····· Criarte con uno solo de tus padres te da la oportunidad de cultivar cualidades como la generosidad, la compasión y el sentido de responsabilidad. Y eso no es todo. Jesús aseguró: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). En tu caso, “dar” implica ayudar a tu familia. Y si lo haces, serás muy feliz. Por supuesto, de vez en cuando te entrarán ganas de tener contigo a tu padre y a tu madre. Con todo, aprenderás a salir adelante. Eso fue lo que descubrió una chica llamada Nía. “Cuando papá murió —recuerda—, alguien me dijo que ‘cada uno es el arquitecto de su propia vida’. Aquellas palabras me impactaron y me hicieron pensar en que no tengo que ser una víctima de mi situación.” Tú también puedes ver las cosas así. Grábate esto: tu felicidad no depende de tus circunstancias, sino de tu actitud y de la manera como manejes la situación.

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