¿Ansiedad?

Hola, Hace ya mas de 8 meses que a veces me siento rara, siento que no hay suficiente aire, me sudan las manos y las siento raras, me cuesta trabajo concentrarme y me empiezo a marear (el mareo es mas como vértigo), empiezo a sentir que algo malo me va a pasar. Padezco de Hipoglucemia y no se si pueda ser derivado de eso, o porque solía ingerir mucho alcohol. Quisiera saber si alguien me puede ayudar.

2 comentarios

  • LILIANA
    27-10-2012 a las 15:40

    HOLA ANONIMO_226, ACABO DE LEER TU COMENTARIO Y LAMENTO MUCHO LO QUE TE PASA. COMPRENDO PERFECTAMENTE, HACE UN TIEMPO ME PASABA LO MISMO PERO POCO A POCO LO HE IDO SUPERANDO. ESTUVE LEYENDO SOBRE EL TEMA, Y ENCONTRE UNA REVISTA, SE LLAMA DESPERTAD! SE EDITA EN TODO EL MUNDO. EN ELLA SALIO UN ARTICULO MUY INTERESANTE, TE LO MANDO PORQUE PUEDE SERTE UTIL Qué hacer ante los ataques de pánico Robert estaba sentado tan tranquilo en la oficina cuando sintió violentas palpitaciones. Se incorporó con la frente sudorosa y, convencido de que le estaba dando un infarto, telefoneó con voz entrecortada: “Estoy muy mal. Creo que me voy a desmayar”. ASÍ fue el primer ataque de pánico de Robert, que, tristemente, no fue el último. Le pasó igual en un restaurante, en un centro comercial y hasta en casa de unos amigos. En poco tiempo, solo estaba “seguro” en casa, lo que fue sumiéndolo en una depresión. “Llegué a pensar en suicidarme”, admite. Seis meses después, leyó en el periódico sobre los ataques de pánico y la agorafobia. Aquello le salvó la vida. ¿A qué obedece el pánico? El pánico es la reacción normal del cuerpo ante el peligro. Imagínese que está cruzando una autopista y ve que un automóvil acelera en dirección a usted. Los cambios físicos y químicos que se producen instantáneamente en su cuerpo le permiten salir corriendo y ponerse a salvo. Ahora, imagínese esa misma sensación de pánico sin razón aparente. El doctor Reid Wilson comenta: “Los ataques de pánico ocurren cuando el pánico engaña al cerebro y le hace pensar que hay peligro inminente. Así, uno está en un pasillo del supermercado, sin meterse con nadie, y ¡zas! se ilumina el botón de emergencia. ‘¡Alerta roja! ¡Preparen todos los sistemas para el combate!’”. Solo comprenden plenamente la intensidad de tales ataques quienes los han padecido. La revista American Health dice que son como “una descarga de adrenalina que pone el cuerpo entero en estado de alarma durante cinco minutos, una hora o un día, y luego se va con tanta rapidez y misterio como vino, dejándonos cansados, sin fuerzas y con miedo al próximo ataque”. Las raíces del pánico Los ataques de pánico suelen comenzar a principios de la edad adulta, y afectar a más mujeres que hombres. ¿Qué los ocasiona? No se sabe con certeza. Según algunos, una predisposición biológica: anomalías en el sistema límbico del cerebro; para muchos, es un problema hereditario; otros atribuyen estos ataques a alteraciones de la química cerebral por factores estresantes. En ciertos casos, los recuerdos de traumas —como una guerra, una violación o abusos deshonestos durante la infancia— provocan los ataques. Según un estudio, el trastorno de pánico es trece veces más frecuente entre las víctimas de incesto que en el resto de la población. Aunque los ataques de pánico y otros síndromes constituyen problemas independientes, es posible que, como escribió E. Sue Blume, sean “radios que partan de un mismo eje: el incesto”. Claro, no todos los ataques de pánico obedecen a traumas. Pero cuando ese es el caso, el doctor Wayne Kritsberg advierte que “tratar los efectos secundarios del abuso, en vez del trauma que los originó, no resolverá definitivamente el problema. Es como querer curar una pulmonía con jarabe”. ¿Hay remedio? Los ataques de pánico pueden controlarse. La terapia de exposición, que ha ayudado a muchos que vivían confinados en casa por miedo al pánico, expone al paciente a la situación que teme y le ayuda a tolerarla hasta que remite el pánico. Quienes tienen cardiopatías, asma, úlcera péptica, colitis o dolencias similares deben consultar a un médico antes de empezar este tratamiento. También se emplean técnicas de relajación para aliviar la ansiedad acumulada. Sin embargo, no espere a que le sobrevenga el ataque. Es mejor practicarlas durante los períodos de poca ansiedad. Una vez dominadas, aminoran la frecuencia de los ataques o incluso los previenen. El perfeccionismo y la falta de amor propio fomentan el pánico. “Cuando tenía ataques de ansiedad —explica un paciente— me dominaba don Negativo. Pensaba que, como tenía ansiedad, era inferior a los demás y no podía quererme nadie.” Cambiar tales actitudes puede reducir las inquietudes que conducen al pánico. Es muy útil desahogarse contándole las inquietudes a un amigo de confianza; es posible que así el paciente distinga mejor qué problemas debe soportar y cuáles puede solucionar. Tampoco ha de olvidarse la oración. El Salmo 55:22 dice: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”. Con frecuencia, más que un solo problema grande, hay un cúmulo de problemitas, en apariencia insignificantes, que generan pánico; es como el fusible que se funde cuando se conectan demasiados aparatos al mismo circuito. Un remedio consiste en apuntar cada problema en una tarjeta y ordenarlos de menor a mayor grado de dificultad. Aborde los problemas de uno en uno. Al poner por escrito sus inquietudes las verá de otra manera: en vez de algo que temer y evitar, tendrá algo que podrá ver y solucionar. Aunque a algunos les ayudan los tranquilizantes o los antidepresivos recetados por el médico, hay que tener cautela. “Opino que la medicación no es, por sí sola, el remedio —indica Melvin Green, consejero—. Debe usarse como complemento mientras se busca la solución. [...] Los fármacos tal vez permitan llevar una vida más normal, lo que le brindará a uno la oportunidad de buscar otro tipo de ayuda para enfrentarse a las causas de la agorafobia y tratar de recuperarse.” SI QUERES EN UN PROXIMO MENSAJE TE PUEDO MANDAR ALGUNAS TECNICAS QUE SUGIERE PARA CALMARNOS EN ESOS MOMENTOS . ESPERO TE AYUDE EN ALGO Y ME GUSTARIA RECIBIR TU RESPUESTA. CARIÑOS. LILIANA

  • Yash
    29-10-2012 a las 17:05

    A mi en febrero de este año me empezó a pasar algo parecido, en mi caso está claro que son ataques de pánico, pues nunca me había pasado y en todas las consultas médicas ha salido que estoy perfectamente. Tienes que salir, es muy dificil, pero sal, date una vuelta, ve al cine, ve de compras, apuntate al gimnasio, al principio lo pasarás mal, pero con el tiempo cada vez se repetirá menos y sobretodo, no tengas miedo, porque no te pasa nada. A mi ya prácticamente se me ha pasado, a veces algun día aun tengo miedo, porque crees que te vas a morir, pero si desde febrero no me ha pasado nada... es que no me va a pasar nada! animo!!

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